Por: Luz Helena Cañas Cañas
Ha sido común la tendencia de interpretar la realidad y los individuos de manera fragmentada, las distintas disciplinas académicas han sido limitadas en sus explicaciones de las sociedades actuales, el trabajo social enmarca dentro de sus estructuras clásicas el exterminio de la exclusión, pero es en el actuar profesional paradójicamente uno de los mas excluyentes, cuando subestima la capacidad de los individuos de continuar procesos sin que se encuentre la custodia policiva del profesional que debe llevar a las comunidades la verdad absoluta o la formula milagrosa que curara todo lo absorto de la comunidad y que ciertamente considero que es una de las cosas que mas se deben reflexionar teniendo en cuenta que las sociedades o grupos humanos a través de los años se han conformado netamente como seres sociales que requieren de los demás para convivir y para sobrevivir. En un sentido un poco mas estructuralista, lo que buscan los individuos son las interrelaciones (las estructuras) de las cuales se producen significados dentro de la cultura es decir que dentro de ella es producido y reproducido sus significados a través de varias prácticas, fenómenos, hábitos y actividades que sirven como sistemas de apoyo, o de alianzas para generar benefactores mutuos. Teniendo en cuenta esto o como base de conocimiento de la historia a través del comportamiento propio, es utilizado como herramienta propia o natural para buscar la planificación, siendo en esta etapa el trabajador social el acompañamiento o el intermediario que genere que todos los saberes colectivos se engranen positivamente a la meta que ellos mismos se han trazado, de manera tal de que se desfigura a la población o ciudadanía como un ente aislado de las decisiones o del curso de las acciones de su contexto sino por el contrario se parte del reconocimiento de las diferencias de todos los individuos de manera que de la concertación y la articulación se haga posible que los actores sociales se muevan en los procesos, en donde plantean y promueven las soluciones a sus prioridades, problemáticas o conflictos.
Por otra parte sustentando bajo la corriente funcionalista en que la sociedad es vista como una entidad orgánica donde la causa de un órgano surte efecto en el miembro de otro, la "salud" de la sociedad depende de la integración de sus partes en el conjunto. Desde ésta concepción las sociedades disponen de mecanismos propios capaces de regular los conflictos y las irregularidades; Por tanto podríamos entender la sociedad como un "organismo", un sistema articulado e interrelacionado, en que se deben desdibujar algunos paradigmas que apuntan a que alguien externo al “organismo” (papel tradicional del estado) deba ser el que controle la gestión pública y afianzar la dominación política, debe ser el sujeto el generador de espacios y procesos, dejar de ver al actor social como objeto o instrumento sino como gestor de su propio desarrollo.
Si bien es cierto que por mas que los seres humanos compartamos la misma cultura es absolutamente comprensible que cada individuo es totalmente diferente, y que de ello también puede implicar una ganancia para la organización social, ya que de acuerdo a la especialidad en los individuos representa su forma de intervenir en los diferentes ámbitos, puede ser político económico y administrativo, de manera que las comunidades se pueden agrupar en torno a sus intereses a través de procesos participativos, evocando un poco las corrientes marxistas si existe una lucha de clases por la igualdad de condiciones, la conducta de la sociedad será inherente a sus resultados (capital) de aquí radica el carácter táctico del rol del trabajador social como educador siendo éste parte también del proceso; “La realidad va decidiendo los modelos de la acción social, que más allá del Trabajo Social, surgen de los sujetos históricos que los plantean como problema que deben resolver trascendiendo lo individual, tan arraigado en los pueblos de origen latino, desde el grupo como espacio estratégico, estructurando redes de identificaciones. Ya Alain Touraine había señalado en su Sociología de la Acción que el actor social es un sujeto colectivo.
Para concluir, no se trata sólo de constreñirnos con estructuras rígidas de caso, grupo y comunidad, que si bien es cierto han sido de sustento teórico en buena parte de la historia del trabajo social y muestra de la sistematización en el ejercicio profesional, se debe tener en cuenta como dice Edgar Morin, “la misión del método, es invitar a pensarse a sí mismo en la complejidad, ya que todo conocimiento implica un acto de construcción y una reflexión sobre la actividad de un sujeto relacionado a un objeto y ambos mutuamente modificarse y complementarse”.
Por otra parte sustentando bajo la corriente funcionalista en que la sociedad es vista como una entidad orgánica donde la causa de un órgano surte efecto en el miembro de otro, la "salud" de la sociedad depende de la integración de sus partes en el conjunto. Desde ésta concepción las sociedades disponen de mecanismos propios capaces de regular los conflictos y las irregularidades; Por tanto podríamos entender la sociedad como un "organismo", un sistema articulado e interrelacionado, en que se deben desdibujar algunos paradigmas que apuntan a que alguien externo al “organismo” (papel tradicional del estado) deba ser el que controle la gestión pública y afianzar la dominación política, debe ser el sujeto el generador de espacios y procesos, dejar de ver al actor social como objeto o instrumento sino como gestor de su propio desarrollo.
Si bien es cierto que por mas que los seres humanos compartamos la misma cultura es absolutamente comprensible que cada individuo es totalmente diferente, y que de ello también puede implicar una ganancia para la organización social, ya que de acuerdo a la especialidad en los individuos representa su forma de intervenir en los diferentes ámbitos, puede ser político económico y administrativo, de manera que las comunidades se pueden agrupar en torno a sus intereses a través de procesos participativos, evocando un poco las corrientes marxistas si existe una lucha de clases por la igualdad de condiciones, la conducta de la sociedad será inherente a sus resultados (capital) de aquí radica el carácter táctico del rol del trabajador social como educador siendo éste parte también del proceso; “La realidad va decidiendo los modelos de la acción social, que más allá del Trabajo Social, surgen de los sujetos históricos que los plantean como problema que deben resolver trascendiendo lo individual, tan arraigado en los pueblos de origen latino, desde el grupo como espacio estratégico, estructurando redes de identificaciones. Ya Alain Touraine había señalado en su Sociología de la Acción que el actor social es un sujeto colectivo.
Para concluir, no se trata sólo de constreñirnos con estructuras rígidas de caso, grupo y comunidad, que si bien es cierto han sido de sustento teórico en buena parte de la historia del trabajo social y muestra de la sistematización en el ejercicio profesional, se debe tener en cuenta como dice Edgar Morin, “la misión del método, es invitar a pensarse a sí mismo en la complejidad, ya que todo conocimiento implica un acto de construcción y una reflexión sobre la actividad de un sujeto relacionado a un objeto y ambos mutuamente modificarse y complementarse”.
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